Y llovieron pajaros (2019)

 

La nueva película de Louise Archambault, de ritmo suave e inesperadamente profunda, tiene un tipo de ternura que no se experimenta a menudo en las películas. Esa sensibilidad no solo es evidente en la forma en que la directora franco-canadiense filma los bosques y el lago ondulante donde al trío protagonista les gusta bañarse. Es la forma en que ella se adapta a sus ritmos pausados ​​y les da a los personajes el momento de tranquilidad para respirar y conectarse los unos con los otros, dando ese mismo sentimiento a los espectadores mientras ven Y LLOVIERON PAJAROS (2019)

Esta es la historia de tres ancianos que han elegido retirarse del mundo y vivir en los bosques de Canadá. Al tiempo que un gran incendio amenaza la región, alguien llega hasta su escondite: una joven fotógrafa que busca a un tal Boychuck. Y no es la única. Poco después, una mujer de más de 80 años aparece como una brisa ligera que alborotará sus vidas. Mientras intentan comprender la historia de Boychuck a través de sus pinturas, algo extraordinario surgirá entre todos ellos.

Si bien es cierto que su punto mas negativo es la lentitud del ritmo, la recompensa por la paciencia que Archambault pone en esta pequeña película melancólica, basada en la novela de Jocelyne Saucier, es que la película logra abarcar ideas sobre el tiempo, el envejecimiento, el amor, la soledad, la eutanasia y nuestro peligro ecológico, a menudo de manera realmente conmovedora. Cada uno de los tres hombres han venido a vivir en estas chozas en el monte por sus propias razones: Charlie (Gilbert Sicotte) huye de un diagnóstico de cáncer, el cantante de bar Tom (Rémy Girard) puede estar tratando de distanciarse del alcohol y Ted (Kenneth Welsh) se retiró después de perder a su familia a causa de los Grandes Incendios que devastaron la región hace décadas. A estos hombres se les une unos visitantes, encabezado por Steve (Éric Robidoux), un joven soltero que es dueño de un hotel. Trae a su anciana tía Gertrude (Andrée Lachapelle), que se niega a regresar a su antigua instalación psiquiátrica, y a Raf (Ève Landry), una joven fotógrafa que busca retratar a los supervivientes del Gran Incendio (y, por tanto, a Ted).



Algunos de las escenas ponen a prueba la credibilidad del espectador. Pero los momentos más conmovedores pertenecen a Charlie y Gertrude, quienes gradualmente forman un vínculo, él le muestra gentilmente cómo vivir la vida fuera de los muros de una institución y la pareja revela lentamente sus historias de fondo a la hora de acostarse junto a una chimenea. Ese dúo actoral está muy bien compensado por los más jóvenes Raf y Steve, otros dos inadaptados que encuentran un vínculo cómodo, si no sexual, entre la marihuana y las películas de terror.



La banda de indie-folk de Montreal, Will Driving West, agrega atmósfera a los efectos visuales. Pero lo que más se destaca es a la gente mayor, tanto en sentido figurado como literal. Con pocas palabras, Sicotte y Lachapelle muestran conmociones raras veces retratadas en los ancianos, y no solo en lo erótico. Las sutiles lecciones de los octogenarios sobre cómo vivir el momento deberían traducirse fácilmente a cualquiera que sea mas joven que ellos, una lección que tendríamos que aprender más hoy en día.



En definitiva y resumiendo: Y LLOVIERON PAJAROS demuestra que la directora Louise Archambault sabe dirigir tanto en lo visual como en la dirección del elenco. Cierto es, como he comentado anteriormente, que el ritmo de la película puede ser demasiado pausado en ocasiones, pero al fin de al cabo lo importante es que decididamente, la historia se atreve a trastocar los hábitos del espectador sin hundirse en la provocación fácil ... y que logra encontrar su propio camino donde hay imágenes y situaciones para decir que nunca es demasiado tarde para elegir una nueva vida.


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