Belfast (2021)

 

En la última década, el actor/escritor/director Kenneth Branagh ha dirigido principalmente películas de estudio multimillonarias que variaban en calidad. Desde la horripilante ARTEMIS FOWL (2020) hasta MUERTE EN EL NILO (2022) que parecía estar “maldita” debido a que está protagonizada por un “presunto” caníbal y otros problemas debido a declaraciones de Gal Gadot. Pero, Branagh decidió tomarse un descanso entre tanta producción con presupuesto para entregar al espectador una historia personal de lugar donde se crio, y que nos llega con el título de BELFAST (2021).

Drama ambientado en la tumultuosa Irlanda del Norte de finales de los años 60. Sigue al pequeño Buddy mientras crece en un ambiente de lucha obrera, cambios culturales, odio interreligioso y violencia sectaria. Buddy sueña con un futuro que le aleje de los problemas, pero, mientras tanto, encuentra consuelo en su pasión por el cine, en la niña que le gusta de su clase, y en sus carismáticos padres y abuelos.

Para decirlo simple y llanamente, esta es la mejor película de Kenneth Branagh en bastante tiempo. Por primera vez, ves su estilo como director en una nostálgica recreación de una infancia con la que está personalmente familiarizado. BELFAST se describe como una película semiautobiográfica y se siente a través de una cantidad de detalles que puso a través de su presentación. Muchos espectadores describirán la película como la ROMA (2018) de Branagh debido a que es otro largometraje de época presentado en blanco y negro durante una revolución en el país de origen del cineasta. Pero en lo que respecta a la narración temática, son bastante diferentes. La historia se centra en Buddy, de nueve años, en una serie de escenas donde realiza actividades infantiles, como se enamora por primera vez y también como se mete en problemas. Durante todo esto, la tensión entre los bandos opuestos (católicos y protestantes) resuena en el fondo del barrio. A través de Buddy, podemos vislumbrar el mundo en el que vive, siendo una representación que me creo de un niño de nueve años. Tiene un sentido del humor natural en el que ocurren pequeños eventos casi episódicos y Buddy intenta encontrar su rumbo a través de su familia, en su mayoría por parte de sus abuelos.



Al igual que otros dramas internacionales de época, como la comentada ROMA o COLD WAR (2018), BELFAST está rodada en blanco y negro para hacer que la recreación de esta época en Irlanda del Norte se sienta como si estuviera siendo proyectada desde un televisor antiguo, pero con una cinematografía exageradamente nítida. Branagh une el uso del color en su mundo en blanco y negro durante las escenas en las que la familia de Buddy visita el teatro o el cine y donde se ve el amor por el cine en los ojos del pequeño Buddy (aspecto que seguramente Branagh vivió). Creo que esa utilización del blanco y negro queda más como una utilización más estética (porque queda bien) que, como parte de la narración, ya que, posiblemente si hubiera sido rodada en color, en mi caso, tendría el mismo efecto.



El elenco ofrece actuaciones fantásticas, pero es el recién llegado Jude Hill quien lleva la batuta de la película. Es su debut y posiblemente tenga una de las actuaciones infantiles más naturales desde que Jacob Tremblay apareció en el 2015 con LA HABITACION. Es ingenioso, tiene un encanto natural con un gran sentido de la comedia que camina por la delgada línea entre la curiosidad y la confusión sin exagerar. Branagh ha escrito muy bien a sus escenas, que sus diálogos, acciones y reacciones a cualquier momento en el que se encuentre se mantienen donde le corresponde. Es genial ver a Caitríona Balfe mostrar su habilidad natural en un largometraje y lo consigue como la madre que hace todo lo posible para mantener la calma mientras cría a dos hijos. Jamie Dornan es funcional como un padre amoroso y tiene una buena química con Balfe que sientes su relación. Sin embargo, la película brilla más cuando aparecen los abuelos, interpretados por Ciarán Hinds y Judi Dench. Esas escenas se destacan porque ahí es donde Buddy va a buscar consejos y Hinds esta perfecto como abuelo sabio, mientras que Dench es un contraste para que la dinámica entre ambos funcione.



Pero no todo en BELFAST es positivo. El ritmo de la película no es deficiente, pero parece que solo estas viendo diferentes escenas que sirven de bisagra para que aparezca la siguiente, en las que algunas son demasiado cortas y otras excesivamente largas. Hay personajes que directamente no tienen ni un solo momento para brillar, como el hermano de Buddy, Will (Lewis McAskie) que parece que está en las sombras sin realizar nada destacable y no tiene ni un desarrollo de lo que esta viviendo en el conflicto. Aparte tenemos un personaje antagónico (Colin Morgan) que se siente como de otra película diferente, desde el momento en que aparece, ya sabes el papel que se supone que interpretará en el tercer acto, pero aun así se sentía muy fuera de lugar bajo mi opinión. Y en ese tercer acto, parece que todo tiene que acabar deprisa y no te da tiempo ni para “respirar” durante su final. Simplemente suceden escenas en las que el tono cambia y no sabes cómo actuar debido a la rapidez de los hechos. Los momentos de tragedia saltan directamente a un momento de alegría en un instante y parece que algunas escenas se quedaron en la sala de montaje.



En definitiva y resumiendo: BELFAST es un buen cambio de ritmo para el director Kenneth Branagh, ya que sientes su pasión por el cine ofreciendo algo significativo (su infancia). Con certeza tiene fallos, especialmente con su narración, que es demasiado episódica para su propio bien y que interrumpe el desarrollo natural del ritmo. No es ningún secreto que BELFAST gustara a su público. Es algo que incluso recomendaría ver en familia. En narración tiene poco alcance, pero es una película realizada con corazón, y a mí, personalmente, me ha sorprendido para bien.