Todavía lo recuerdo como si fuera ayer, pero en realidad ocurrió
en 1991, concretamente en el mes de diciembre. En esa época tenia 6 años y vivía
en la ciudad de Sevilla. En esos días de vacaciones escolares, mi madre, a la
que tengo que agradecer que me transmitiera el amor por las películas, ya que
siempre íbamos al videoclub para alquilar algún VHS, decidió que viendo que era
algo que me entretenía y me gustaba, pasar la gran prueba de fuego: Llevar a su
hijo al cine. Me acuerdo que era una tarde donde de pronto me encontraba
enfrente de un edificio con cristaleras y donde había carteles de otras
películas que desconocía por completo, y que había una multitud de gente
haciendo cola fuera de tal edificio. Al abrirse las puertas, entramos a una
sala donde me quede callado debido a la cantidad de asientos que había y que
justo en frente de ellas había una televisión (es lo que tiene la niñez) que no
tenia botones a los lados, y que era muy muy grande. Mi madre y yo, una vez
sentados me pregunto: ¿sabes donde estamos? y a mi respuesta negativa, me respondió:
Estamos en un cine, donde hacen películas que no están todavía en el videoclub,
donde todo es mas grande y se escucha mejor que en la tele del comedor. Estupefacto
todavía por ello… de pronto sin avisar se apagaron las luces de la sala y se comenzó
a proyectar algún tráiler del que tengo mucho cariño, porque justamente uno de
aquellos trailers fue la segunda película que vi en ese mismo cine, pero no nos
vayamos de la historia actual. Sin saber que iba a ver, de pronto apareció un dibujo
que conocía demasiado bien, ya que había visto alguna película que también comenzaba
con ese dibujo de un castillo y con un nombre familiar: Walt Disney. De pronto
aparece un insecto encima de una hoja y ya se que es una película de dibujos, a
continuación, otro “bicho” encima de una rama que sale volando, empieza una música
con tambores y aparece el titulo de la que seria mi primera película en una
sala de cine: LOS RESCATADORES EN CANGUROLANDIA (1990) y que mejor manera que celebrar la critica
numero 1.000 de este blog, de esta bonita manera y sobre todo con una frase que
es: Gracias mama.
Esta vez, nuestros ratoncitos agentes secretos se encuentran en el corazón de la indomable selva australiana cuando tienen que acudir en ayuda de Cody, un jovencito que lucha por salvar un águila de un despiadado cazador furtivo.
Para mí, los ratones más famosos de Disney no son Mickey y Minnie, lo son Bernardo y Bianca, los protagonistas de esta secuela de la película LOS RESCATADORES (1977). Esto es un hecho remarcable por dos razones dentro del estudio: Una es que fue el primer largometraje que fue completamente coloreada por ordenador y la segunda, fue la primera vez que Disney realizaba una secuela en su historia. Australia es sin duda un país hermoso, con una riqueza asombrosa de flora y fauna. Este entorno impresionante se presta perfectamente a una película de animación y los dibujantes de Disney lo transmiten a la pantalla con total dedicación y entusiasmo. Las animaciones se ven fantásticas, ricas en detalles y colores. Especialmente las escenas en las que Cody vuela a lomos del águila Marahute son impresionantes, ya que como he comentado anteriormente, fue la primera vez que se utilizaba el CGI (una técnica que todavía estaba en pañales) junto a la animación clásica, dando al espectador una sensación de poder estar por un breve momento en ese paisaje australiano.
LOS RESCATADORES EN CANGUROLANDIA es sin duda una película a favor de los animales y en contra de la caza furtiva, dando un mensaje a los mas pequeños de la casa, sobre la naturaleza y el respeto hacia ella. El personaje de Cody es entrañable y desprende amor por los animales y justo al contrario tenemos al villano, un cazador furtivo llamado Percival McLeach con su lagarta Joanna como alivio cómico, donde hacen un tándem maravilloso, ya que representan tanto lo mezquino y la maldad, como la propia estupidez humana. Después por otro lado tenemos el regreso de Bernado y Bianca, los dos ratones que pertenecen a la “Asociación de Socorro de Rescate” y que se embarcan en un viaje lleno de aventuras para salvar a Cody. La química de los personajes funciona en todo momento, ya sea cuando se enfrentan a una situación peligrosa como a los momentos cómicos, como todas las ocasiones que Bernardo le intenta pedir matrimonio a Bianca. Al ser una secuela después de 13 años de la original, todo tiene un encanto mas colorido, con nuevos personajes que intentan modernizar la historia a otros tiempos, como el ratón Jake (una versión de Indiana Jones australiana) o el Albatros Wilbur (que en la versión original estaba doblado por el actor John Candy) y que tiene casi todos los momentos de comedia de la película, funcionando tanto en un público adolescente como adulto.
En definitiva y resumiendo: LOS RESCATADORES EN CANGUROLANDIA es mucho más divertida, emocionante y con un ritmo endiablado que supera a la original. Quizá este ultimo apunte tenga mas que ver por la nostalgia que le tengo a esta secuela. Los personajes tienen sus momentos para brillar tanto en conjunto como en solitario, en una perfecta combinación de humor, aventuras y sobre todo emoción. Sin duda, esta película si se puede considerar un gran clásico del estudio y a la que tendré siempre un gran cariño.