Uno de los largometrajes que se me escaparon del festival de
Sitges de 2022, porque simplemente se proyecto durante el segundo fin de semana,
fue INU-OH (2022).
Película de animación basada en la novela “El Rey Perro” del autor Hideo
Furukawa, que trataba sobre el conflicto de los clanes Genji y Heike,
pero que en INU-OH solo es el trasfondo para una historia donde la música, los
personajes y el colorido son los principales protagonistas.
Inu-Oh era un auténtico artista de Sarugaku Noh que tuvo un gran éxito en Japón durante el siglo XIV. Hoy en día es muy poco conocido a causa de la escasa información que existe sobre su obra. Ahora, casi 600 años después, este proyecto refleja la legendaria amistad entre Inu-Oh y un artista de Biwa con el que entabló una profunda amistad.
El director de culto Masaaki Yuasa vuelve a ofrecernos un largometraje mas cercano a esas experiencias audiovisuales como fueron MIND GAME (2004) y que deja de lado sus últimos proyectos, que fueron mas convencionales. Aquí trata de la amistad de dos personajes: Tomona, un artista Biwa (un instrumento laúd que se tocaba en la antigua Japón) ciego y Inu-Oh, que nació con una deformidad física. Y cuando ambos deambulan por el país y saltan a la fama por el camino, suena como una de esas típicas historias de desvalidos pobres que llegan a la riqueza, dispuesta a tapar sus problemas y INU-OH también lo hace, pero a su manera. Esto incluye los elementos de fantasía recurrentes como la escena de Tomona y su padre teniendo un desafortunado encuentro con una espada legendaria. Más tarde, los poderes demoníacos entran en juego y las transformaciones físicas también son una expresión dentro de la historia.
Pero INU-OH se distingue por la utilización de la música y la animación, y esto queda claro en las tres escenas donde ambos aspectos se utilizan de manera magistral. Los números musicales de “El montón de brazos”, “Ballena” y “Comando Dragon” son un ejemplo de porque INU-OH merece ser vista en pantalla grande. Un auténtico espectáculo donde el diseño de los personajes realizado por Taiyō Matsumoto y la música de Yoshihide Ōtomo crean una fusión perfecta. Pero la historia tiene sus pequeños problemas, ya que al intentar condensar tanta información sobre hechos que han ocurrido en Japón, puede que el espectador occidental se sienta en ocasiones perdido e incluso aburrido cuando los diálogos relatan dichos hechos. La dirección a cargo de Yuasa vuelve a liberarse de las condiciones típicas de un producto, con una dirección potente en sus apartados, y lejos de ser convencional. Además, utiliza la animación 3D para entrelazar la animación mas convencional con el poder de la música.
En definitiva y resumiendo: INU-OH es un concierto visual de 100 minutos. La última producción
de Masaaki Yuasa es una entretenida mezcla de cine
histórico, musical, autodescubrimiento, drama y comedia. Esto puede no
complacer a todos los espectadores visualización, porque la tonalidad de la
película no siempre es muy clara, igual que su desarrollo. Pero solo por la
mezcla de lo visual y lo musical, vale la pena verla. Una pieza creativa que no
se ve todos los días.