Sound Of Freedom (2023)

 

Hay buenas razones para abordar la veracidad de SOUND OF FREEDOM (2023)  con cierto escepticismo, no sólo por los personajes de la película, sino también porque el tema central, el tráfico y el abuso de niños, se ha convertido en tema de conspiración. teorías y una forma de "argumento" político irresponsable o abiertamente difamatorio que se lanza para atacar, sin pensar realmente en el grave problema que es la vulnerabilidad de los niños. Sin embargo, hay que dejar de lado tanto como sea posible, cuando se analiza desde la visión del espectador, la forma en que una película funciona y logra o fracasa en sus objetivos.

Tim Ballard (Jim Caviezel) trabaja como agente especial para el gobierno de los Estados Unidos. Como parte del Departamento de Seguridad Nacional, se centra principalmente en la ciberdelincuencia contra menores víctimas de delitos sexuales: desde la trata de seres humanos al turismo sexual. Con su experiencia, Ballard ha conseguido infiltrarse y desmantelar decenas de organizaciones delictivas que secuestraban a niños y los obligaban a prostituirse. Sin embargo, su mayor esfuerzo y contribución a la lucha contra la delincuencia comienza con la fundación de Operation Underground Railroad (conocida por las siglas OUR): una organización sin ánimo de lucro que ayuda a gobiernos de todo el mundo a rescatar a víctimas del tráfico sexual.

Como tal, el thriller del coguionista y director Alejandro Monteverde funciona para hacer exactamente lo que se propone. Es inquietante y a mí personalmente, me removió el estomago en varias ocasiones (más si eres padre o madre), pero también es un llamado esperanzador para que se haga algo en lo que respecta al problema real y creciente del tráfico, el abuso y la explotación sexual de niños. Si el guion realizado por Monteverde y el y Rod Barr es verdad y realmente sucedió como una historia objetiva es más o menos irrelevante (¿alguna película "basada en hechos reales" es toda la verdad, de todos modos?). Si los procesos y tácticas retratados en la película son prácticos, eficientes o totalmente beneficiosos para el espectador y trata una discusión sobre el tema que presenta, realmente funciona en todo momento. Que la película pueda abrir esas conversaciones (de buena fe y con el entendimiento de que la gente realmente quiere ayudar a poner fin a esta aflicción mundial, algo que uno sólo puede esperar en este clima político divisivo y enojado) es algo intrínsecamente bueno.




Cualquiera que sea el bagaje que el actor Jim Caviezel pueda aportar a la película (su propia inclinación por creer y difundir teorías de conspiración se insinúa vagamente durante un "mensaje especial" que se reproduce en los créditos finales de la película, una nota totalmente desafortunada y “fuera de tiesto” con la que terminar el largometraje), no hay ninguna duda de que su actuación es totalmente efectiva. Su representación del auténtico Tim Ballard es la de un hombre definido por partes iguales en un hombre duro y con traumas, debido a todos los horrores que ha presenciado, pero con un grado de gentileza que va surgiendo poco a poco con las víctimas, que prácticamente hace que brille su rostro. Vemos esa última cualidad después de que Tim rescate a un joven llamado Miguel (Lucás Ávila) durante su investigación más reciente. El niño y su hermana mayor Rocío (Cristal Aparicio) fueron secuestrados y vendidos como esclavos sexuales fuera de su casa en Honduras, después de que su padre (interpretado por José Zúñiga) confiara erróneamente en una "agencia de talentos" aparentemente legítima. Un prólogo muestra cuán horriblemente simple puede ser alguien engañado, especialmente en la forma en que sus derechos no sirven para nada, a pesar de ser el padre de las victimas.




Con algunas piezas más puestas en movimiento, pero que prefiero no desvelar, el resto de la trama se transforma en un thriller ligeramente sencillo, aunque la forma en que Tim y sus ayudantes deben intentar equilibrar ser convincentes como traficantes de personas debido a su plan, añade una capa de moralidad al suspense del plan. Y sobre todo plantea algunas preguntas difíciles de responder ya sea por parte del largometraje o las que tiene el propio espectador. Sinceramente la primera hora de SOUND OF FREEDOM, me parece un ejercicio inteligente pero también duro para el visionado debido a ciertas escenas que sin mostrar nada, se hacen difíciles. El problema es la segunda hora, donde el personaje de Tim se lanza a una misión bastante rutinaria y sin la carga moral que ha tenido anteriormente la historia. Si eso parece poco práctico como método para desmantelar un problema tan grande como la película reconoce que es, ese tercer acto falla a nivel dramático.



En definitiva y resumiendo: A pesar de sus afirmaciones sobre la historia real sobre la que se basa y la controversia que rodea esa historia, aparte de cómo puede ser el enfoque del verdadero Ballard, SOUND OF FREEDOM deja claro que se trata de una obra de ficción dramática, aunque sólo sea porque sus propios métodos y objetivos son tan directos y estructurados en torno a las convenciones de un buen thriller. Con sus actuaciones genuinas y la mano firme de Monteverde al presentar estas secuencias de suspense, la película funciona en ese modo y genera (sin querer, en algunos casos) una gran cantidad de debates valiosos sobre las causas y las soluciones al mal de la trata de niños en el mundo. Para mí a pesar de sus errores, es una película necesaria para el espectador, para remover conciencia y donde hay que dejar de lado todas las polémicas que han surgido fuera de la pantalla.