Secretos de un Escándalo (2023)

 

Siguiendo la aclamada "CAROL" (2015), el director Todd Haynes parecía desorientarse en sus subsiguientes filmes más eruditos, "WONDERSTRUCK. EL MUSEO DE LAS MARAVILLAS" (2017) y "AGUAS OSCURAS" (2019), donde su sello distintivo parecía esquivo. No obstante, en "SECRETOS DE UN ESCANDALO" (2023), Haynes retorna a un espacio más afín a su estilo, ensayando un filme dramático independiente concentrado en la vida de dos mujeres cuyos derroteros se entrelazan en el proceso de creación cinematográfica. La historia se enraíza en una ambientación de pueblos norteamericanos, recordándonos "LEJOS DEL CIELO" (2002), y reuniendo nuevamente al realizador con Julianne Moore.

Veinte años después de que el mediático romance entre Gracie Atherton-Yu (Julianne Moore)y su joven marido Joe (Charles Melton) escandalizara al país, con sus hijos a punto de graduarse en el instituto, se va a rodar una película sobre su historia. La actriz Elizabeth Berry (Natalie Portman) pasará un tiempo con la familia para intentar entender mejor a Gracie, a la que va a interpretar, provocando que la dinámica familiar se deshaga bajo la presión de la mirada exterior.

"SECRETOS DE UN ESCANDALO" se inscribe en un guion de Samy Burch, basado en un escabroso suceso verídico de los noventa. Narra la historia de Mary Kay Letourneau, una docente de 34 años, cuyo idilio con su estudiante de apenas 12 años resulta en un embarazo y en su detención. Este caso dio pie al título del filme, refiriéndose a la significativa brecha de edad entre los involucrados. Natalie Portman fue quien llevó este perturbador guion a Haynes, brindando la oportunidad de realizar una narración con personajes repletos de matices y contradicciones. A lo largo del metraje, acompañamos a una actriz, interpretada con magnetismo por Portman, en la exploración de los oscuros recovecos de la vida de una mujer madura, papel de Moore, desentrañando sorpresas al negarse a simplificar su compleja realidad. En lugar de vilipendiar, Haynes preserva la humanidad de sus personajes, exponiendo gradualmente su lado maquinador (o feriantes) y conservando la enigmática esencia de ambas protagonistas.

Secuencialmente, Charles Melton ofrece una interpretación convincente del ahora adulto, antes infravalorado niño, descubriendo poco a poco las fisuras en su aparente conformidad con el pasado, planteando inquietudes sobre el consentimiento temprano sin juicios morales explícitos.


"SECRETOS DE UN ESCANDALO" está impregnado del cine sensorial de Douglas Sirk y la profundidad temática de Ingmar Bergman –con alusiones claras a "PERSONA" (1966)–, especialmente en un monologo frente al espejo por parte de PortmanHaynes ejerce un buen dominio sobre la narrativa, sin caer en ostentaciones y permitiendo que la historia se exprese por sí sola. La adición de la música de Michel Legrand, parece jugar con la "auto-parodia" de telefilm, durante los dos horas de duración del filme. Con Portman y Moore al frente, junto a Melton, "SECRETOS DE UN ESCANDALO" es un film en la carrera de Haynes, quien se beneficia de una concentración por parte del elenco que aunque puede que actúan "en zapatillas" saben demostrar sus dotes en obras de índole más personal.

En definitiva y resumiendo: "SECRETOS DE UN ESCANDALO" se mantiene como una película que despierta el interés en el espectador de una manera intelectual y emocional pero no siendo forzada, ni manteniendo un estatus con clichés de película independiente y que también sirve, aunque un poco, pasando por encima, de un testimonio de como el mundo del cine y los actores/actrices esta en transformación, tanto para lo bueno como para lo malo.