Volver a Shadyside siempre prometía algo: sangre, nostalgia, y ese aire de diversión maldita que la trilogía original de LA CALLE DEL TERROR (2021) supo dosificar con energía e ingenio. Pero LA REINA DEL BAILE, cuarta entrega de la saga, no logra recuperar esa chispa. Dirigida por Matt Palmer y basada en la novela de R.L. Stine, esta nueva entrega suena bien sobre el papel: chicas populares cayendo una a una en vísperas del baile de graduación, asesinatos con estética ochentera y una protagonista con pasado oscuro. Pero en pantalla, todo se queda en una repetición pálida de fórmulas ya conocidas.
Una noche de primavera... la suave luz de la luna... cinco hermosas candidatas a reina del baile... parejas bailando en el baile de graduación del instituto Shadyside... estos deberían ser los ingredientes del romance. Pero si se añade un brutal asesinato, y luego otro, y otro, la receta se convierte rápidamente en horror. Lizzie McVay se da cuenta de que alguien está asesinando una a una a las cinco candidatas a Reina del Baile... ¡y que ella puede ser la siguiente en la lista! ¿Podrá detener al asesino antes de que el baile termine para siempre?
El problema principal de LA REINA DEL BAILE no es la premisa, sino la ejecución. El guion no encuentra ritmo, los diálogos suenan prestados y los personajes, más que adolescentes vivos, parecen maniquíes vestidos para una fiesta que nunca empieza. A diferencia del estilo vibrante de Leigh Janiak en la trilogía original, Palmer ofrece una dirección más bien plana, sin tensión ni personalidad. Las referencias a clásicos del género —como ese baile bajo la canción “Gloria” que busca emular a PROM NIGHT (1980)— quedan como guiños perezosos, sin la creatividad necesaria para que funcionen por sí solos.
Las muertes, que deberían ser el corazón del espectáculo, son irregulares. Hay una con una cortadora de papel que sorprende (por grotesca y divertida), pero el resto cae en lo predecible o lo poco inspirado. Nada que se acerque, por ejemplo, a la ya mítica escena de la rebanadora de pan de LA CALLE DEL TERROR: 1994. La identidad del asesino se ve venir desde el minuto veinte, y eso mata cualquier posibilidad de verdadero suspense y los giros absurdos al final acaban aburriendo.
En cuanto al elenco, India Fowler hace lo posible por sostener a Lori, pero no logra convertirla en una scream queen memorable. Suzanna Son cumple como la mejor amiga leal, y Fina Strazza como Tiffany Falconer —la chica mala— está más cerca de la parodia que del antagonismo real. Ni siquiera las apariciones de actrices como Katherine Waterston o Lili Taylor consiguen levantar el material: el guion simplemente no les da con qué trabajar.
En definitiva y resumiendo: LA CALLE DEL TERROR: LA REINA DEL BAILE es una decepción que no honra el legado de la trilogía original. Su incapacidad para integrar la mitología establecida de Shadyside, su narrativa apresurada y su falta de audacia la convierten en un slasher olvidable. Para los amantes del género, que buscan sangre, sustos y un poco de ingenio, esta película es un baile al que no vale la pena asistir. Mejor revisitar SCREAM o la propia trilogía de LA CALLE DEL TERROR para recordar lo que un buen slasher puede lograr, porque sin duda, esta reina del baile es perezosa y no cumple con las expectativas de los fanáticos del genero.