Cuando sonó la noticia de que se iba a realizar una película
sobre Venom, la verdad es que sonaba un poco absurdo en ese entonces, e incluso
desesperada. En un momento en que las películas de superhéroes ya están siendo
explotadas de manera exagerada, ¿quién realmente necesita algo sobre los
enemigos de Spider-Man? Eso sí: sin que aparezca el mismísimo Spider-Man. Pero
al menos con VENOM (2018) el plan
funcionó. La adaptación del cómic, que se produjo por unos 100 millones de
dólares (baratos) recaudó más de 850 millones en todo el mundo y supero a
muchas películas de Marvel, y sobre todo gracias al mercado chino, así que era cuestión
de tiempo que saliera la secuela, cuyo titulo es VENOM:
HABRA MATANZA (2021).
Regreso de Eddie Brock (Tom Hardy), el astuto periodista y reportero que, después de quedar infectado, experimentará radicales cambios en su cuerpo y adquirirá los poderes del simbionte Venom, que usa a Brock como huésped y le convertirá en un despiadado y peligroso súper villano. En esta ocasión, Venom se reencontrará con Cletus Cassady (Woody Harrelson) más conocido como Matanza, el enemigo más sangriento de la historia de Spider-Man.
Muchos espectadores sospecharon que la primera película tuvo éxito porque era diferente de las películas de Marvel, a veces bastante simplificadas. El desatado Tom Hardy de alguna manera siempre parecía estar en la película equivocada cuando su sobreactuación no encajaba en absoluto con lo que era el personaje de Venom. Escenas como la de la langosta se convirtieron en un meme, a diferencia de muchas de las películas de cómics que estaban grabadas en la memoria. Lo que todavía sorprende la primera vez, se acostumbra al segundo intento. Un fenómeno planificado ya no es un fenómeno.
Seguramente viendo el tráiler, el espectador se lo huela, pero el enfoque en VENOM: HABRA MATANZA (2021) está claramente en la comedia. Si esto seguía siendo un elemento ocasional en VENOM (2018) que siempre aparecía en algún lugar de la nada, aquí es donde está desde el principio. Esto significa nuevamente que dos personajes tienen que recomponerse que en realidad no son compatibles, aunque solo sea por la preferencia de Venom por los sesos. El director Andy Serkis describió la relación entre los dos coprotagonistas como una "pareja extraña".
A diferencia de su predecesora, VENOM: HABRA MATANZA también incluye un villano que roza la comedia. El asesino en serie, interpretado por Woody Harrelson, es un psicópata, pero también es ridículo al mismo tiempo. Las actuaciones de Naomie Harris como la súper villana Grito, también tiene mérito, pero no es realmente práctico. Pero encaja con las características generales bastante extrañas de los personajes que llevan con orgullo la comedia involuntaria. Esta vez al menos todo el mundo sabe que la película es una comedia para desconectar el cerebro. Como resultado, el sucesor es más coherente de lo que era al principio. Para algunos, eso es una decepción, ya que VENOM: HABRA MATANZA es un poco más común de esa manera. No hay ninguno de esos extraños arrebatos que aún dominaban la primera parte. Al mismo tiempo, te ahorras escenas aburridas que había en VENOM. Especialmente el final, cuando el antihéroe compite contra su villano (aún más malvado) se ve más impresionante, aunque solo sea porque esta vez al menos puedes ver lo que está sucediendo. Por tanto, si te gusta el personaje, al final acabaras lo suficientemente entretenido, también porque, a diferencia de las otras películas de Marvel, aquí se mantiene con un metraje corto de 97 minutos.
En definitiva y resumiendo: VENOM:
HABRA MATANZA gira alrededor de la
comedia y la relación entre Tom Hardy y el simbionte. Como película
adaptando a un personaje cumple la mínima función del entretenimiento, y el
tercer acto es un clímax que podría pertenecer tranquilamente a una película de
superhéroes de los 90´s. Es una tontería en general, pero a quien no le apetece
de vez en cuando disfrutar de ello.