Thor: Love and Thunder (2022)

 

THOR: LOVE AND THUNDER es una película de Marvel que no tiene nada de especial. A pesar de que Thor sigue involucrado mientras otros compañeros han desaparecido ya del UCM, y tiene el regreso de Natalie Portman en su papel de Dra. Jane Foster, después de nueve años de su participación en THOR: EL MUNDO OSCURO (2013) y casi renegando de su participación, vuelve para convertirse en algo que en los comics ha sucedido (que yo no esperaba), uniéndose a ese grupo de superheroínas del UCM que últimamente no para de sumar afiliadas.

El Dios del Trueno (Chris Hemsworth) emprende un viaje que no se parece en nada a lo que se ha enfrentado hasta ahora: una búsqueda de la paz interior. Pero el retiro de Thor se ve interrumpido por un asesino galáctico conocido como Gorr el Carnicero de Dioses (Christian Bale), que busca la extinción de los dioses. Para hacer frente a la amenaza, Thor solicita la ayuda del Rey Valkiria (Tessa Thompson), de Korg (Taika Waititi) y de su ex novia Jane Foster (Natalie Portman).

¿Pero hay heroísmo en esta nueva aventura? Por supuesto que sí. Hay un villano que debe ser derrotado. Hay personas, está bien, dioses, cuyas vidas están en peligro y niños en peligro. Y nada es más adecuado para demostrar que eres un héroe que ayudar a esos niños. Y, sin embargo, de alguna manera nunca tienes la sensación de que eres parte de una gran epopeya heroica. Hay varias razones para esto. Una de ellas es que el peligro que representa Gorr es siempre hipotético. Es cierto que se le da una motivación más fuerte de lo que a veces uno está acostumbrado de los antagonistas. Pero como apenas ves de lo que es capaz, sigue siendo una afirmación dentro de la propia película, desaprovechando una gran actuación de Christian Bale que no es utilizada como tendría que ser, y dentro de esos escasos momentos, es cuando la película sube más en interés.



¿Pero cual es el gran problema de THOR: ¿LOVE AND THUNDER?  El humor. Y antes de que penséis que no me gusta ese cambio que tuvo el personaje en THOR: RAGNAROK (2017), estáis equivocados, ya que es mi película preferida del personaje. Pero el director Taika Waititi decide en THOR: LOVE AND THUNDER convertirse también en coguionista, y en donde RAGNAROK tenia un humor que funcionaba, en esta ultima entrega no lo consigue. Tengo que admitir que pensaba que a lo mejor era yo el raro dentro de la sala, pero es que no se escucho ni una simple carcajada durante todo el metraje de parte de los espectadores. Quizá si mi nivel para reírme es ver a alguien caerse, pues quizá disfrute con este humor absurdo e infantil, cautivando a las masas que se ríen con “caca, culo, pedo pis”.  Esto también puede deberse a que el hermano pequeño Loki, que siempre sirvió como contraste, ya no forma parte del juego y no hay un reemplazo adecuado. Simplemente no hay humor en THOR: LOVE AND THUNDER.



Otro problema es que la segunda colaboración entre el cineasta neozelandés y el dios del trueno australiano pretende ser más seria. No se trata solo de un adversario que ha perdido todo en su vida y está loco de dolor y quiere castigar a todos por ello. La historia de Jane Foster también es muy trágica y lleva a todos los involucrados al límite. Los extremos de tonalidad que miden la tontería (o humor) y el dolor existencial se suceden al azar, donde la historia carece de equilibrio entre ambos elementos. En principio, por supuesto, es posible combinar lo cómico y lo dramático. Se ha realizado anteriormente pero aquí parece que todos los involucrados están indecisos en cómo utilizarlo, y lo refuerzan con gags insípidos.



Pero todo esto no significa que THOR: LOVE AND THUNDER sea un fracaso. Tienes a Bale y Portman intentando “salvar los muebles” realizando unas actuaciones mas que meritorias, y hay cierta parte de la película donde si se ve un esfuerzo por innovar dentro del tedio (solo diré que toda la secuencia es en B/N). Los FX siempre son aceptables, pero las secuencias de acción no acompañan, y ninguna es sorprendente.



En definitiva y resumiendo: THOR: LOVE AND THUNDER tiene mas sombras que luces. Tiene momentos siniestros que funcionan, pero el director pretende que todo sea un gran circo del humor donde todos parecen idiotas, y solo por ello, pretende que el espectador se ría. Las escenas serias con las de humor nunca están equilibradas, y parece un producto realizado para llenar las arcas de dinero y asegurarse una buena taquilla. Pero es un largometraje que no crea ningún tipo de sentimiento, todo parece infrautilizado y siempre permanece en la superficie de cualquier tema, lo que da cierta sensación de vaguería en todos los sentidos. Continua el humor de su antecesora THOR: RAGNAROK, pero en un camino equivocado. Tiene una seriedad desaprovechada con un villano desaprovechado y resulta decepcionante en las escenas de acción. Es un producto realizado con piloto automático para un publico que acepta cualquier cosa que le pongan en la pantalla y es algo a lo que se tendría que pedir un poco de interés. Una lástima.