Cuando llevaba mi perro a pasear siempre hay que tener unas
reglas sociales ya aprendidas que su dueño/a debe seguir. Primero, es recoger
las heces del propio animal. En segundo lugar, se debe entablar una
conversación con los otros amantes de los animales y hablar exclusivamente
sobre su mascota, sin molestarse en charlas inútiles sobre el clima. Esta es
una regla muy importante, especialmente cuando los perros se convierten en “mejores
amigos” y los dueños no tienen nada más de qué hablar. Me encantan estas
conversaciones con los dueños de perros, que incluyen el comienzo constante de
"¿de qué raza es?", Seguido poco después por el siempre arrepentido
"pues suele jugar muy bien con otros perros", pero todos saben que
eso es mentira, ya que posiblemente su perro sea un cabronazo con patas. Algo
que no es una regla (pero ciertamente debería serlo) es que cuando dos extraños
continúan encontrándose en sus paseos con perros, es costumbre comenzar a
quedar para sacarlos a la misma hora y formar una relación de amistad.
Afortunadamente, en la primera película de Paul Morrison en más
de diez años, eso es exactamente lo que florece de un encuentro que de otro
modo no sería digno de mención.
Dave (Dave Johns) y Fern (Alison Steadman) son dos desconocidos de cierta edad que han sufrido por circunstancias de la vida. Se conocen mientras sacan a sus perros y, durante un total de veintitrés paseos, florece un romance entre los dos. Pero ni Dave ni Fern han sido del todo honestos el uno con el otro y su futuro puede verse comprometido por los secretos que se han guardado.
Paul Morrison vuelve a la silla de director por primera vez desde su película de 2008 titulada SIN LIMITES, y aunque no hay nada llamativo ni ninguna imagen que se destaque particularmente, captura un sentido real de nostalgia en la relación de Dave y Fern. Aunque 23 PASEOS (2020) no cuenta con una belleza atmosférica como el de otras películas de este tipo, todavía se las arregla para usar su escenario como un elemento de la historia. Cuando Dave invita por primera vez a Fern a su casa a tomar una taza de té, el público siente inmediatamente la calidez del gesto y, por supuesto, el té, que abre nuestras vulnerabilidades a su ternura. Dave y Fern, ya no son jóvenes amantes llenos de pasión e impulsos, pero lo que les falta en la juventud lo compensan con su romance.
Sin embargo, como con cualquier película romántica, es probable que haya obstáculos, y en el caso de 23 PASEOS, se presenta en forma de secretos. No toma mucho tiempo descubrir qué podrían estar escondiendo, pero para elogio de Morrison, elige no centrar su historia en eso. Es la decisión correcta, porque en última instancia, no se trata realmente de qué misterios se van a revelar, sino de por qué los están escondiendo en primer lugar y cómo su relación posterior acepta esos secretos. Etiquetarlos como secretos es posiblemente injusto, ya que subestima el drama romántico central de la película y sugiere que 23 PASEOS es en realidad más un thriller parecido a LA GRAN MENTIRA (2019). Este no es el caso, y ciertamente no es un thriller. Esto se parece mucho más a una película del domingo por la tarde, llena de gestos románticos, familiares, personajes agradables, pero no perfectos y el clima inglés.
23 PASEOS trata sobre esas cicatrices emocionales con las que vive la gente, especialmente gente como Dave y Fern, que no son ajenos a los obstáculos de la vida. A lo largo de la vida podemos esperar enfrentarnos a nuestros demonios, y muchas veces eso dejará traumas eternos, a veces aprenderemos cómo lidiar con ellos, otras no tanto. Morisson tiene como objetivo explorar las diferentes formas en que las personas abordan sus respectivos problemas, y la clave para construir relaciones significativas con otras personas es cómo manejan esas confrontaciones. El problema con 23 PASESOS es que, por importantes o relevantes que sean esas lecciones, le falta un poco más de fuerza. La química entre Dave y Fern es buena, pero no excelente, y en parte eso tiene que ver con el guion ya que Morisson apunta a un realismo que termina sintiéndose plano a veces y suelto en otras. En ocasiones tiene problemas de ritmo. Todos los ingredientes están aquí para una película maravillosa, y aunque de alguna manera están todo, se queda un poco corta.
En definitiva y resumiendo: 23
PASEOS es una película entretenida,
pero no pasa de ahí. En general, disfruto de las películas románticas de
mediana edad porque pasan por alto todas las tonterías y el drama que se puede
obtener con un romance entre dos jóvenes, ya que saben lo que quieren en la
vida y lo hacen. La química entre los
actores protagonistas funciona y al final obtenemos unos 90 minutos suaves,
cálidos e incluso dramáticos, y el espectador sabrá de inmediato si esta
película le gustara o no, algo que sinceramente no lo veo como un aspecto
negativo.