La invitación (2022)

 

Tras la muerte de su madre y quedarse sin parientes conocidos, Evie (Nathalie Emmanuel) se hace un test de ADN, y descubre a un primo lejano que nunca supo que tuvo. Al ser invitada por su recién encontrada nueva familia a una fastuosa boda en la campiña inglesa, se verá pronto seducida por el sexy aristócrata anfitrión, pero acabará envuelta en una pesadilla de supervivencia al destapar los retorcidos secretos en la historia de su familia y las inconfesables intenciones que se esconden detrás de su pecaminosa generosidad.

Voy a ser claro desde el primer momento y bajo mi opinión: LA INVITACION (2022) es una decepcionante fantasía gótica, donde lo espeluznante no existe en ningún momento. La cineasta Jessica M. Thompson en su segundo largometraje nos ofrece una película comercial decepcionante que pretende de una manera absurda tener un objetivo feminista basado en el proyecto, pero accesible para el público adolescente que se atreva a ver el largometraje en una sala de cine.

Y, de hecho, en LA INVITACION la directora sumerge a una joven mestiza muy contemporánea, la actriz Nathalie Emmanuel, más conocida por su participación en la serie de JUEGO DE TRONOS en un universo que le es ajeno, el de los viejos británicos aristócratas. Invitada a una boda para descubrir una rama desconocida de su familia, la joven llega a una mansión bastante costosa. Allí conoce no sólo a su familia, sino también al dueño del lugar, un atractivo hombre interpretado por Thomas Doherty, que actúa con una desgana digna de cualquier galán de un telefilm de tarde. LA INVITACION si tiene algo es lo aburrida que es en su mayoría de metraje, con una larga introducción que nos sumerge en una historia romántica de telenovela y que tiene la inconsistencia como gran protagonista. La insipidez de un galán “viejoven” siempre puede conquistar el corazón de una chica moderna.



Para que el espectador se acuerde de que, ante todo, LA INVITACION pretende ser una película de terror, la directora nos interrumpe ese bonito romance con desapariciones misteriosas en la mansión que no le importan absolutamente a nadie. Estas secuencias también abusan de los “scare jumps” y los efectos de sonido atronadores para asustar al joven espectador. Sobre todo, demuestran un límite narrativo que lamentablemente también es formal. Pero lo que no se puede perdonar en la triste puesta en escena de tales escenas, donde la directora podría en vez de realizar un horrible relato feminista, en simplemente saber iluminar bien las escenas oscuras, donde directamente no se ve nada, y el espectador tiene que adivinar que está ocurriendo (La escena en la bodega), pero es mas que posible que a Jessica M. Thompson ni si quiera le interese.



Y es que al final, no se explota la buena ambientación y decoración gótica para construir un relato de terror crudo y que habría dado una profundidad al contexto de la historia. El estilo gótico es solo una triste fachada, reducida a referencias y a un “fan service”, donde esto ultimo prefiero que lo descubra el espectador por si solo. Nathalie Emmanuel intenta hacer lo posible con un papel de protagonista escrito con cuatro esquemas mal realizados. El elenco secundario simplemente sirve para dar desarrollo a las acciones que ocurren durante la historia.



En definitiva y resumiendo: LA INVITACION pierde en todos los aspectos donde pretende triunfar. El terror es inexistente, el romance es deleznable y la directora pretende crear un discurso tan quemado en Hollywood en los últimos años que no tiene ningún matiz ni reflexión. No es una película compleja (aunque no lo pretenda) pero es que como largometraje palomitero tampoco funciona. Y los últimos 25 minutos, donde alguien se acuerda de que LA INVITACION se identifica dentro del genero del terror, se convierte en una comedia involuntaria en la que tengo que admitir que me reí en un par de ocasiones. Fallida a todas luces.