El celuloide se ha convertido desde hace mucho en un espejo de nuestras más oscuras fascinaciones y temores internos. En el año 2003, el director William Friedkin, conocido maestro tras “EL EXORCISTA” y “THE FRENCH CONNECTION", nos sumerge en una cacería visceral con “THE HUNTED”. En este largometraje, Friedkin explora los rincones de la mente humana y los instintos primordiales a través de una narrativa que, si bien flaquea en substancia, destaca en su propuesta estilística y de acción.
El FBI investiga una serie de asesinatos de cazadores cometidos en un bosque de Oregon. Un agente especializado en rastreos (Jones) captura al asesino (Del Toro), que resulta ser un soldado que había estado a sus órdenes en misiones peligrosas, pero que, tras una experiencia traumática en Kosovo, se dedica a la caza de seres humanos. Cuando el detenido escapa, empieza una nueva partida de caza.
“THE HUNTED” es la representación de una danza macabra entre maestro y aprendiz, el cazador con el cazado, encarnados por Tommy Lee Jones en el rol de L.T. Bonham y Benicio Del Toro como Aaron Hallam. Bonham es un entrenador de fuerzas especiales, un hombre que ha enseñado a los mejores cómo sobrevivir y matar; Hallam es su aprendiz más brillante, una máquina de matar forjada en los fuegos de conflictos no revelados. La química entre ambos actores es eléctrica, cimentando así una historia que de otro modo podría haberse perdido en la sencillez de su trama. La película se inclina más hacia el suspense que hacia el desarrollo complejo de sus personajes, función que cumple con una destreza técnica notable. La cinematografía, a cargo de Caleb Deschanel, crea una atmósfera de inquietud adecuada para el tono del film. Aún así, siempre se siente como que hay una historia más interesante que podría haber sido explorada en las sombras de los perfiles apenas esbozados.
La coreografía de las escenas de combate merece una mención especial. Friedkin y el equipo evitan la tendencia de cortes rápidos y cámaras temblorosas, optando por secuencias fluidas que permiten a los espectadores ser testigos de cada doloroso golpe y maniobra. Estas confrontaciones, que yacen en la frontera entre brutalidad y belleza, son tan crudas y directas como el paisaje natural que sirve de telón de fondo. Los enfrentamientos se sienten reales y desgarradores, mas al estilo de una película de la década de los 70´s. Sin embargo, “THE HUNTED” tropieza con su propio ritmo frenético, olvidando a menudo detenerse a respirar y profundizar en el mundo interno de sus protagonistas. Hallamos así, en un guion de David y Peter Griffiths, diálogos que insinúan pero rara vez satisfacen, dejando el peso de la narrativa sobre los hombros de sus figuras centrales. Aunque Jones y Del Toro dan lo mejor de sí, sus actuaciones no pueden compensar completamente los fallos en ciertas partes de la estructura narrativa del film.
Desde una óptica más temática, “THE HUNTED” oscila entre el comentario anti-belicista y el estudio del síndrome de estrés postraumático. Pese a que la película presenta esta última condición casi de puntillas, provee un telón de fondo emocional, dando cabida a una reflexión que podría haber dotado a la película de una capa adicional de profundidad. Otro aspecto donde la película se queda corta es en su trato del sonido. Por un lado, la banda sonora, obra de Brian Tyler, se siente ausente en momentos cruciales, perdiéndose la oportunidad de intensificar el drama a través de su acompañamiento musical. A pesar de ello, la banda sonora cumple con su cometido cuando participa, aunque sin alcanzar el recuerdo que otros componentes de la película sí logran.
En definitiva y resumiendo: “THE HUNTED” es un film que, si bien no se alza como un hito en la cinematografía de Friedkin, logra captar la atención del espectador gracias a sus sólidas secuencias de acción y la interesante dinámica entre sus personajes principales. Pese a fallar en la creación de un relato completamente redondo, presenta un crudo estudio de la naturaleza humana bajo presión y la persistentes sombras de nuestros instintos más básicos. Será recordada como una cinta que, aunque imperfecta, se hace eco del antiguo juego perpetuo de depredador contra presa. Sin duda, recomendable.