Mister Video: Dragones y Mazmorras (2000)

 

El año 2000 fue un momento curioso para el cine de fantasía: el género empezaba a despertar de nuevo y EL SEÑOR DE LOS ANILLOS estaba a punto de redefinirlo todo en el 2001. En medio de esa expectación llegó DRAGONES Y MAZMORRAS, dirigida por Courtney Solomon -según el por obligación, ya que solo quería producirla- con la misión de llevar el mítico juego de rol a la gran pantalla. Sobre el papel, la idea prometía: un presupuesto de 45 millones, dragones, hechiceros y un mundo épico. En la práctica, lo que salió fue una película irregular que intenta capturar el espíritu de D&D pero que se pierde entre un guion muy torpe, efectos digitales que envejecieron muy mal y una puesta en escena que nunca logra estar a la altura de su fuente.

Profion, un mago maligno, está tramando destronar a la nueva emperatriz de un legendario país. Ella recluta un grupo de aventureros y un pícaro que deben encontrar un objeto mágico que frustrará el plan del mago. Se trata de la Barra del Control del Dragón, cuyo portador adquiere la capacidad de controlar dragones. Pero el mago también encarga a sus ayudantes la búsqueda de la Barra.

La larga marcha (2025)

Hay películas que corren, otras que vuelan, y luego está LA LARGA MARCHA, que simplemente… camina. Paso a paso, hasta que las piernas tiemblan y el alma se deshace como suela vieja en asfalto caliente. Francis Lawrence, veterano dirigiendo casi todas las entregas de la saga cinematográfica de LOS JUEGOS DEL HAMBRE, se atreve a adaptar la segunda novela que Stephen King escribió con el sobrenombre de Richard Bachman y creía que el horror más real no necesitaba monstruos, sino reglas.

En un futuro distópico, cincuenta adolescentes participan en una brutal competición conocida como "La larga marcha", donde deben caminar sin descanso: si se detienen o reducen la velocidad de la marcha, mueren. Solo uno sobrevivirá.

El mejor (2025)

 

En Holllywood, les ha dado últimamente por mezclar híbridos de géneros, EL MEJOR, brota como una anomalía prometedora. Un largometraje que pretende correr hacia la gloria con los músculos del drama y el corazón del terror, pero tropieza, inevitablemente, con las yardas de su propia ambición. Dirigida por Justin Tipping y producida por Jordan Peele, el nuevo sumo sacerdote del terror para un publico que no conoce ni el mismo genero y donde obviamente tiene que haber algo de conciencia social metida con calzador, la película convierte el fútbol americano en una mitología moderna, con dioses envejecidos y mártires universitarios.

Cameron Cade es un quarterback en ciernes que ha dedicado su vida y su identidad al fútbol americano. En vísperas del campeonato anual de fútbol americano profesional, Cam es atacado por un hincha desquiciado y sufre un traumatismo cerebral que podría poner fin a su carrera. Justo cuando todo parece perdido, Cam recibe un salvavidas cuando su héroe, Isaiah White, un legendario quarterback ocho veces campeón y megaestrella cultural, se ofrece a entrenar a Cam en el aislado complejo que Isaiah comparte con su esposa, Elsie White.