Hay películas estimables, películas fallidas y, en un territorio más resbaladizo, películas conscientemente malas que saben exactamente lo que son. LA ASISTENTA pertenece a esta última categoría: un thriller de consumo rápido que no aspira a prestigio alguno y que, precisamente por esa falta de pudor, encuentra su peculiar razón de ser. La novela de Freida McFadden en la que se inspira ya jugaba en esa liga —literatura de aeropuerto y adictiva— y la traslación cinematográfica dirigida por Paul Feig no intenta ennoblecer el material, sino exprimirlo hasta la última gota.
Una joven (Sydney Sweeney), con un pasado complicado comienza a trabajar como asistenta en la lujosa casa de los Winchester. A medida que se adentra en la vida de la familia, descubrirá secretos oscuros que pondrán en peligro su seguridad, pero quizá ya sea demasiado tarde...


