Paul Kersey (Bruce Willis) es un famoso cirujano
que vive con su familia en Nueva York. Un día, su esposa (Elisabeth Shue) y su hija
(Camila
Morrone) son brutalmente atacadas en su casa. Paul, que siempre había
sido un tipo tranquilo, siente cómo la sed de venganza va apoderándose de él.
Cuando la DEATH WISH original
(titulada en España: EL JUSTICIERO DE LA CIUDAD) llegó a los cines en
1974, se encontró con la controversia de los defensores del control de armas por
su interpretación de un justiciero. Y ahora, en 2018, es probable que veamos
otra ronda de quejas correctas e incorrectas en ambos lados del debate sobre el
control de armas. Aparte de eso, lo que el clásico de Charles Bronson también
hizo, fue darle al público una película de exploitation muy exitosa que dio
lugar a una serie de secuelas (que en total, fueron unas 5). Y ahora, con el
remake escrito por Joe Carnahan y dirigido por Eli Roth, vemos una
versión ligeramente “diferente” del hombre común que decide luchar contra los
criminales que aterrorizan a su ciudad. Y esta vez, el hombre que desata el
infierno es Bruce Willis.