Una policía (Mary J. Blige) es la única
testigo de la muerte inexplicable y espeluznante de su compañero cuando
realizaban un rutinario control de tráfico. A medida que aumentan las muertes,
ella luchará para comprender la fuerza sobrenatural detrás de ellos.
La verdad es que mi curiosidad sobre la película BODY CAM (2020) surtió
efecto, ya que, con solo unos breves segundos del tráiler, no quise saber mas
sobre ella hasta poder verla, quizá por su portada parezca más un drama típico de
policías, pero con el añadido del terror sobrenatural. Además, para mi sorpresa
uno de los guionistas es Nicholas McCarthy, director de películas
como THE PACT (2012)
o THE PRODIGY (2019).
Aunque el director aquí sea Malik Vitthal se nota la influencia
de McCarthy en el estilo.
Al terminar la película, la verdad es que he sentido que había
una buena idea, pero la ejecución es tan vaga que solo queda como un mero
entretenimiento, ya que a pesar de que tiene terror sobrenatural, le dan mas
importancia a un drama genérico policiaco y ambos son rutinarios. BODY CAM tiene
lugar en un escenario tenso. La absolución de un policía en una controversia
racial que tiene disturbios en todo el país. La trama es paralela a un clima
común en Estados Unidos siguiendo una historia en este entorno, pero no esperes
que la inteligencia sobre el tema lo acompañe. Aunque motiva la configuración
básica, esta división entre clases y razas retrocede en gran medida a la
irrelevancia después de los primeros minutos, dando paso a una historia sobrenatural
optando por “scary jumps” con subidas de volumen.
Mary J. Blige interpreta al oficial de policía
Renee Lomito-Smith. Exactamente dos cosas caracterizan a Renee, una de ellas un
drama familiar y otro el volver a su oficio después de cumplir una suspensión por
pelear a un civil. Esto extrañamente convierte a Renee en una policía problemática,
pero solo en ciertos momentos cuando la trama lo necesita con un mínimo de peso
emocional. Si el personaje de Blige hubiera sido una policía soltera
no supondría ninguna diferencia en la trama. Pero alguien se saltó el segundo
día al establecer relaciones útiles entre los personajes. Para su primer turno
de regreso, la veterana Renee se empareja con un novato, por supuesto y solo
atraviesan escenas de “eres novato, no puedes con esto”. Que el espectador no
se sienta mal con el personaje de Nat Wolff ya que el guion tampoco
se preocupa de el (a pesar de tener algo de peso en el tercer acto).
Renee y el novato están en el caso de un compañero policía
asesinado después de detener a una mujer extraña. Renee no puede creer lo que
ve cuando el video de la cámara del coche del oficial asesinado muestra algo
que no se puede explicar. El supervisor de Renee tampoco puede creerlo, porque
las cámaras del oficial estaban quemadas y no existe tal material de archivo. Este
patrón continúa después con varias escenas más, que no tienen nada de original y
son repetitivas. Además, cuando se descubre “el secreto” a mitad de la película,
porque el guion ya no puede seguir repitiendo los mismos esquemas, estamos ante
otra historia que hemos visto anteriormente. La actuación de Blige tampoco es
nada excepcional, ya que solo se dedica a poner cara de incredulidad arqueando
las cejas durante 92 minutos.
En definitiva y resumiendo: BODY
CAM se dedica a crear tensión con
personajes en la oscuridad moviendo la linterna. Lo efectos FX están bien
realizados para una película de “terror” de estas características, aunque se
notan un poco baratos siendo un largometraje respaldado con dinero de Paramount.
La previsibilidad es el mayor enemigo de BODY CAM y lo infecta todo, desde la ejecución hasta la actuación,
lo que convierte a una película interesante en un thriller de terror rutinario para
pasar el rato y ser olvidado.