Little Richard: I Am Everything (2023)


El arte cinematográfico suele tomar como musas a figuras que han alterado el curso de la humanidad con su genio creativo, y "LITTLE RICHARD: I AM EVERYTHING" (2023) de la directora Lisa Cortés es una exaltado documental de una leyenda cuya influencia retumba en el panteón del rock 'n' roll. Este relato audiovisual recoge la saga de Richard Wayne Penniman, más conocido como Little Richard, y no solo reconstruye su notable ascenso musical, sino que también devuelve el aplauso que la historia a menudo le negó.

Documental sobre un icono único del rock and roll que marcó el mundo de la música.

Nacido en la Macon, Georgia segregada de 1932, Little Richard dio sus primeros pasos en un contexto hostil, arropado por la música de la iglesia pero alienado en su casa, hasta ser expulsado por su propio padre debido a su afición por la moda y el maquillaje. Este conflicto marcó el inicio de una vida en la que su identidad y arte se entrelazarían para desafiar normas sociales y culturales. Adoptando el sobrenombre de Little Richard, Penniman se erigió como un fenómeno vibrante, apoyado en sus incendiarios ritmos y una identidad que desafiaba binarismos de género. Cortés destaca con precisa visión su bisexualidad, un aspecto intrínseco a su personaje estrafalario que, frecuentemente, se eclipsa en los relatos convencionales del rock.


El largometraje no omite los éxitos de Little Richard, cuya música trascendía las barreras raciales y sexuales, evidenciado en las anécdotas sobre cómo una canción como "Tutti Frutti", una canción que hablaba del sexo anal, llegó a ser un emblema del rock tras ser 'saneada'. Esta ironía pone al descubierto la desdicha de un artista cuyas obras llenaron los bolsillos de otros, mientras que él batallaba por la equidad. La odisea del músico atraviesa un punto de inflexión con su conversión religiosa a finales de los 50. Little Richard, en ese entonces, colgó sus lentejuelas, se volcó hacia el evangelio y emprendió una vida de aparente conformidad. Sin embargo, la llama de su esencia irrefrenable pronto resurgió, devolviéndolo al rock 'n' roll con un furor renovado y listo para enfrentarse a las estrellas emergentes que bebían de su manantial de inspiración, desde los Beatles hasta James Brown.


La directora sugiere que, a pesar de los desafíos y las luchas, lo último que Little Richard buscaba era la aprobación mundana. La película cuenta con momentos memorables, como cuando músicos contemporáneos relatan su legado, aunque estas escenas palidecen al lado de los derroches escénicos del maestro, y a momentos pueden verse como un vano intento de proyectar su vigencia en el presente. Si bien su arte es vital en la narrativa, la película también tipifica su influencia en la esfera LGBTQ+. Las entrevistas póstumas revelan un hombre en constante evolución, que reflexionaba sobre su pasado con una mirada que variaba entre la aceptación y la renuencia, fruto de su batalla interna entre fe y fama.


En definitiva y resumiendo: "LITTLE RICHARD: I AM EVERYTHING" es una exploración meticulosa de las múltiples facetas del hombre, el mito, el artista y el ícono queer. Esta obra no solo revela a Little Richard como el verdadero monarca del rock 'n' roll, sino que invita a la reflexión sobre la complejidad de la existencia humana, celebrando la vida de un hombre que desfiló por ella con una partitura vibrante bajo el brazo, dejando una estela de melodías y desafíos que reformaron el universo musical y cultural. Este tributo cinematográfico es un eco potente que trasciende el tiempo y los géneros, y conmovedoramente otorga a Little Richard el ovacionado acto final que su extraordinaria carrera merece.